Integración
entre docencia e investigación
I.
INTRODUCCIÓN
Los problemas ligados a
la educación universitaria revisten una altísima complejidad estructural y
funcional, correlacionada con la heterogeneidad y las diferencias
organizacionales de cada institución universitaria en particular. Cada
universidad representa un mundo con necesidades y dificultades diferentes que
no son resolubles mediante una fórmula única global que encierre todas las
respuestas en forma total. Tal situación genera un estado de confusión
institucional al intentar dar soluciones desvinculadas con la problemática
particular de cada universidad, creando situaciones de debate estéril entre
facciones políticas con ideas irreconciliables, marcadas por un profundo
arraigo ideológico donde los intereses particulares hacen sucumbir a las
necesidades institucionales.
La universidad como ente
académico debe funcionar en un medio de libertad, autonomía, crítica y debate
de altura, donde se discuta con el poder de los argumentos sin temor a la
represalia. Donde la docencia e investigación, estén vinculadas a las
comunidades y se inspiren en su problemática para generar conocimiento de alta
calidad y de carácter público no mercantilizado ni limitado al servicio
exclusivo del sector industrial.
Es de carácter obligatorio que
todos los integrantes de la comunidad universitaria estén conscientes del papel
social y cultural de esta institución de educación superior, que se proyecta
más allá de un simple mercado de licencias y títulos, o de una fábrica de
profesionales para engrosar la nómina del sector empresarial. La universidad es
la sede donde la sabiduría debe crecer para ser difundida sin exclusiones a
todos los estratos sociales. Este saber nacido de la discusión, confrontación,
verificación y debate, bajo la mirada crítica de la autonomía, será el fin
último del investigador, quien tendrá en sus manos la responsabilidad de hacer
despegar al país de las garras del subdesarrollo.
La docencia, investigación
y la vinculación con la sociedad están incluidas dentro de las funciones
universitarias básicas. La investigación para la creación, la docencia para la
diseminación del conocimiento y la vinculación para el desarrollo. Igualmente
se señala como misión de la universidad la búsqueda, desarrollo y difusión del
conocimiento en todos los campos del saber, para convertirse en referencia del
mismo y del desarrollo tecnológico.
En las últimas décadas
se ha intentado establecer la relación entre docencia e investigación, su
naturaleza, características y los resultados de su interacción en el proceso
enseñanza-aprendizaje, para mejorar la educación de los estudiantes, promover
la innovación en el profesorado y fortalecer la institución universitaria. La
integración de la investigación con la docencia es un tema incluido en las
políticas institucionales de varias universidades en el ámbito mundial, dado
que representa la sublimación de la producción científica y académica, así como
una mayor eficiencia en relación a tiempo y recursos.
En este artículo se pretende
identificar los factores que promueven y dificultan la integración entre la
docencia e investigación dentro del recinto educativo universitario,
para así sentar un precedente del cual se puedan proponer estrategias que
articulen efectivamente ambos procesos como caras de una misma moneda.
II.
MARCO HISTÓRICO: EVOLUCIÓN DE LA DOCENCIA E
INVESTIGACIÓN UNIVERSITARIA A TRAVÉS DEL TIEMPO.
La universidad tiene un
largo proceso histórico en el cual ha evolucionado su organización, sistema de
creencias y valores entre otras cosas. En relación a la docencia e
investigación, el cuerpo docente siempre los ha visto como actividades
inseparables. La investigación previa al siglo XIX, fue concebida como un
trabajo individual de producción escrita sobre las reflexiones que servían de
base para la preparación del profesor como docente. En el siglo XVIII,
específicamente en las universidades alemanas, se creó un modelo universitario
basado en las ideas de Humboldt y adoptado posteriormente por otras
universidades, donde docencia e investigación se concebían como inseparables;
idea que ha permanecido a lo largo del siglo XX. No obstante, la idea
articulada de docencia e investigación no fue homogénea a lo largo del tiempo
ni en todas las universidades. La diversificación de los campos de estudio ha
generado una dispersión en la idea de cómo se produce dicha relación:
simbiosis, sinergia, relación, conflicto, incompatibilidad, constructos
diferentes, etc. La relación docencia investigación ha sido un tema polémico
que ha tratado de establecer cuál es la conexión entre ambas (Brew y Boud,
1995).
III.
FACTORES QUE MODULAN LA INTEGRACIÓN DE LA DOCENCIA
E INVESTIGACIÓN EN LA UNIVERSIDAD
Dentro de la estructura
humana que conforma una sociedad postmoderna, la Universidad es vista por
muchos, como un mecanismo de prestigio y promoción social, desdibujándose las
mismas en un mercado de licencias y títulos. Esta visión miope del papel de la
Universidad se alimenta de la ignorancia sobre el concepto del profesor
universitario, visto solo como docente y no como investigador.
Una de las más importantes
diferencias entre la universidad y el nivel secundario, radica en la presencia
de la investigación; función universitaria esencial, que usa el debate, la
confrontación de ideas y argumentos, la discusión y la verificación como
herramientas para crear el nuevo saber. Este afán de buscar la verdad determina
la autonomía, que debe ser vista más como una responsabilidad que como libertad
de maniobra. La verdad debe ser buscada por la inteligencia y el ansia de
saber, ubicando así los conocimientos en base a la contraposición,
cuestionamiento, discusión, verificación y refutación, en más amplias
totalidades comprensivas: la sabiduría. Por lo tanto la universidad como
condición mínima para su ejercicio debe ser crítica, y ésta crítica construida
en el debate universitario debe tener carácter público. La docencia enlazada
con la investigación fortalecerá la calidad de la enseñanza-aprendizaje. La
autonomía alcanzada por la sabiduría, fruto de la investigación y transmitida
por la docencia, enfrentará a los poderes fácticos y a la ontología
del substrato cultural, sin embargo la autonomía no debe ser sinónimo de
autarquía, fosilización e irresponsabilidad administrativa. El estado debe ser
vigilante del uso de sus recursos en forma eficiente, sin violar el principio
de autodeterminación universitaria implícito en la autonomía.
A continuación se enumeran y explican brevemente los problemas
propuestos que dificultan la integración de docencia e investigación en la
educación superior.
AMENAZAS INTERNAS:
·
La
excesiva estabilidad laboral de los docentes universitarios: situación que crea en los académicos una atmósfera de desmotivación
para la iniciativa investigativa y de auto superación, lo cual seduce al
docente a vivir en la cómoda sombra de la institución amparado en el hábito
repetitivo carente de retos, sin producción intelectual de calidad. Este
ambiente se crea inconscientemente por la lucha de los gremios en materia de
reivindicaciones laborales. Se eliminan así las posibilidades de
desmejoramiento de las condiciones del puesto de trabajo y por ende
la motivación para obtener ascensos basados en logros científicos.
·
Desvinculación: los programas de investigación no se inspiran
en los problemas sociales inmediatos que afectan a las comunidades por no
existir una conexión real entre éstas y la institución. La desvinculación es un
problema que surge generalmente por el intento descontextualizado de copiar
líneas de investigación de universidades foráneas exitosas como modo de
asegurar la repetición de este éxito en el recinto universitario local, sin
tomar en cuenta las diferencias socioculturales, políticas y económicas del
ámbito que rodea a cada universidad. Es difícil enseñar un conocimiento que no
satisfaga las necesidades locales y regionales.
·
Rigidez
curricular: en varios núcleos del
sistema universitario los currículos están anticuados y resulta prácticamente
infructuoso cualquier intento por actualizarlos, debido a la resistencia de las
autoridades universitarias omnipotentes encargadas del mismo. La rigidez
curricular es un vicio muy generalizado que nace del hábito de repetir durante
cada curso el mismo esquema de planificación, por la aversión a enfrentar los
retos que imponen las nuevas necesidades institucionales.
·
Burocracia: excesiva cantidad de personal administrativo
y obrero por encima de las necesidades reales, con el consecuente despilfarro
presupuestario. El financiamiento de las universidades latinoamericanas ha sido
precario en la última década, y progresivamente se ha agravado. Esto repercute
en la falta de recursos de toda índole necesarios para fortalecer la docencia
basada en la investigación.
·
Excesiva
concentración de poder y funciones en el Consejo Universitario: todas las decisiones claves para fomentar los
cambios estructurales en relación a investigación y docencia, entre otras
cosas, se encuentran concentradas en un grupo que generalmente antepone sus
intereses particulares a los institucionales, haciendo todo el proceso lento,
ineficiente y fácilmente superado por los cambios que implican las nuevas
necesidades universitarias y las nuevas problemáticas asociadas.
·
Control
interno de élites académicas: estos grupos de poder negocian su perpetuidad en el poder
amparándose en la dependencia institucional de sus subalternos y del ingreso de
nuevos docentes, quienes deben forzosamente asumir su línea política para
lograr optar al cargo académico. De esta manera la atención está desviada a
intereses ajenos a los universitarios.
·
Disputa interna entre
facciones opuestas polarizadas por el color político: los grupos políticos al infiltrase en la universidad desvirtúan los
intereses de la institución por obtener el control presupuestario o una parcela
de poder dentro de la institución, convirtiendo a la entidad académica en un
centro de debate estéril alejado de la investigación y el saber
científico.
AMENAZAS EXTERNAS:
·
Déficit presupuestario: el gobierno
nacional no cubre las necesidades económicas reales de estas instituciones
limitando su correcto desenvolvimiento en base a este recurso, y deteriorando
los servicios internos. Obviamente la integración docencia –investigación se
debilita ante la falta de recursos monetarios.
·
El anacronismo legislativo universitario: la actual
legislación universitaria presenta una muy deficitaria capacidad para enfrentar
los cambios de la globalización. Las necesidades superan su radio de acción y
los problemas se acumulan obstaculizando toda integración
docencia-investigación. Se mantienen los mismos esquemas de planificación
basados en las leyes actuales y solo se percibe un silencio institucional.
V. LAS
FUNCIONES DE INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA EN LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
El propósito de la
docencia universitaria es educar integralmente individuos para su óptimo desempeño
profesional, con el fin de mejorar el desarrollo sociocultural de la nación.
Las disciplinas que intervienen en la docencia universitaria son la pedagogía,
que estudia los procesos de formación de los futuros egresados; la didáctica,
que se encarga del proceso docente-educativo y el currículo, que se encarga de
la selección de los saberes con los cuales han de prepararse los profesionales
para desarrollar sus actividades laborales, saberes que rotan desde las
ciencias hasta la academia y desde la academia hasta el ámbito laboral.
La investigación tiene
como meta descubrir nuevos conocimientos científicos, artísticos, técnicos y
tecnológicos, con el fin de garantizar el desarrollo de la sociedad. Según la
UNESCO, la misión de la universidad del siglo XXI, es ser generadora
de desarrollo de las ciencias para formar mujeres y hombres de pensamientos
capaces de empujar las fronteras del saber en una determinada disciplina. En
este mismo sentido, la universidad es concebida como el espacio más propicio
para establecerse como el nicho de las ciencias. Su tarea es la
creación del futuro.
En las sociedades del
conocimiento, se manifiestan las organizaciones inteligentes, que desarrollan
en su interior procesos de aprendizaje mediante apropiación, uso y codificación
de información que convierten en conocimiento. La universidad es la
organización inteligente por excelencia, debido a su histórica trayectoria
trabajando con estudiantes y profesores en los procesos de enseñanza –
aprendizaje y producción de conocimiento. Teóricamente, la universidad sería el
modelo ideal para el funcionamiento de las entidades que desean catalogarse
como organizaciones inteligentes, pero simultáneamente, éstas serían para
aquella, el modelo para la circulación del conocimiento en ámbitos no
académicos. La docencia se ocupa de la interacción de los saberes en la
universidad.
Según Chevallard (1991),
los saberes que circulan en el ámbito universitario pueden ser clasificados
como: saber sabio, saber a enseñar, saber enseñado, saber a aprender y saber
aprendido. El saber sabio es aquel que producen los sabios o genios, llamados
científicos o artistas; es elaborado para circular en comunidades científicas y
artísticas; pero igualmente hace bagaje cultural en las nuevas generaciones que
necesitan aprender para formarse como técnicos, tecnólogos, profesionales,
científicos o artistas. La universidad entonces se encarga de hacer posible que
esos saberes sabios se conviertan en un saber por aprender, mediante la intervención
de la pedagogía, el currículo y la didáctica.
El currículo elige de
ese saber sabio, los conocimientos necesarios que un profesional, artista,
técnico, tecnólogo o científico necesita para desempañarse en su campo.
Inicialmente, el currículo, como seleccionador que sistematiza, registra y
proyecta los saberes sabios, interviene pedagógicamente: los fines educativos o
propósitos de formación que cada institución de educación superior delimita
para la formación de sus egresados, como diferenciador entre las otras
instituciones de su mismo orden , y se involucra con su misión, visión,
filosofía y deseos singulares de educar para un tiempo histórico, denominado
posmodernidad en una sociedad catalogada del conocimiento; es decir, el saber
sabio, empieza a integrarse con otros conocimientos que lo atraviesan según las
necesidades sociales, ofertas de mercado, políticas educativas gubernamentales,
relaciones interdisciplinarias y cambios generacionales. De esta manera, el
saber sabio se transforma en objeto de enseñanza y en el saber a enseñar.
En tanto se elige,
registra y proyecta, el saber sabio hace parte del currículo y en tanto se
ejecuta hace parte de la didáctica, el saber enseñado, el cual se refiere a la
ejecución que el profesor realiza en la clase, del saber sabio y el saber a
enseñar. Es en clase donde se tematiza el saber sabio, es el objeto de estudio
de la metódica, campo de la didáctica. Para que el saber a enseñar llegue hasta
la clase, ambos deben ser pensados desde la didáctica, es decir, desde una
teoría acerca de las prácticas de la enseñanza. Allí en el acto mismo de la
enseñanza, donde intervienen los estudiantes, es que se manifiesta un doble
carácter del saber: la dicotomización del objeto de saber, una versión para quien
enseña y otra para el que aprende.
La versión de quien
enseña para el que aprende, constituye un supuesto, el saber a aprender, que
sólo puede ser controlado en la evaluación, un componente de la didáctica; pero
el saber aprendido, lo realmente aprendido, sólo el alumno, en su proceso de
formación, podrá dar cuenta de ello, en tanto autoevaluación.
En resumen, la función
de la docencia tiene como objeto la circulación de los saberes en la
universidad, pero en su desarrollo se manifiestan las funciones de
investigación. La función de la investigación, en cuanto al saber sabio fruto
de las investigaciones, es seleccionado por el currículo con fines pedagógicos,
saber a enseñar, para formar profesionales que se desempeñarán en las sociedades
del conocimiento, el entorno con el cual interactúa la universidad será función
de la extensión.
VI. LA
FUNCIONES DE LA UNIVERSIDAD Y LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
La investigación
educativa o formativa, según Restrepo (2004), esboza el papel que pueda cumplir
la investigación en el aprendizaje de los saberes, es decir, los procesos
investigativos modelados didácticamente, para llevar a las aulas las prácticas
históricas de producción del conocimiento científico en sus procesos y no
limitado a sus resultados, como un primer acercamiento del estudiante al mundo
de la generación del saber, lo cual es diferente a la investigación en el aula
o a la docencia investigativa y a la formación en investigación. En el primer
caso, en la investigación en el aula, el profesor es un investigador de su
práctica, siendo el proceso de enseñanza y aprendizaje su objeto de estudio. El
segundo caso, la formación en investigación, es un tema eminentemente
curricular y se ocupa de asignaturas como Metodología de la investigación,
teoría del conocimiento, historia y filosofía de las ciencias, trabajo de
grado, es decir, de la selección de conocimientos que ha producido la humanidad
como bagaje histórico en el campo de una disciplina. En postgrado, maestría y
doctorado, todas las asignaturas del currículo intentan formar en
investigación.
La investigación
educativa ha sido explorada por la enseñanza problémica y por el aprendizaje
basado en la solución de problemas (ABP), que enfoca el aprendizaje como un
proceso de construcción del conocimiento centrado en la actividad de búsqueda y
elaboración por el estudiante con la asesoría del docente.
La investigación y su
producción de conocimientos, y la función de docencia con sus postulados de
circulación de saberes, encuentran en la investigación educativa una
posibilidad, entre otras, de diseñar un modelo de docencia que simule los
procesos investigativos en el aula de clase. Tal modelo teóricamente se
diseñaría bajo la lógica investigativa fundamentada en la lógica del proceso
educativo, así se conforma un modelo didáctico de investigación formativa para
la educación universitaria. Es conocido que la lógica investigativa en su
esencia es un proceso problémico. Identificar y solucionar problemas es el
proceso que incentiva la imaginación. La investigación debe formalizar para
generar saber. El conocimiento independientemente de su naturaleza, en su
construcción, en su resultado y aplicación se problematiza.
Ahora, si la lógica de
la didáctica se conforma con base en la lógica con la cual los saberes se han
construido, será entonces un procedimiento que involucrará el desarrollo de
competencias propias de cada saber particular y resolviendo problemas
metodológicamente se educarían las nuevas generaciones de profesionales, no
sólo para relacionarse con las sociedades del conocimiento, sino igualmente
para integrarse a las comunidades del saber, función de la investigación. Es
decir, los simulacros de los procesos investigativos en el aula, a partir del
planteamiento de problemas reales de las sociedades del conocimiento, para
resolverlos metódicamente, permitirían desarrollar las competencias científicas
en la educación superior y el futuro egresado podría resolver éstos problemas
en el campo laboral, de las organizaciones inteligentes, generando un valor
agregado intelectual a su labor, esencia de las entidades que aprenden.
Simultáneamente estaría calificado para crear conocimiento científico de
calidad para las comunidades que se encuentren en el entorno de la organización
inteligente donde labore.
El problema implica la
selección de un camino metódico que permite el desarrollo de las competencias
científicas como facultad intelectual, disposición al desempeño y una función
contextualizada. Las competencias son parte de los objetivos o de lo que se
pretende resolver. Cada estudiante mediante su método de aprendizaje,
individualiza el objetivo, e intenta alcanzarlo aprendiendo a resolver
problemas, con lo cual adquiere conocimientos, desarrolla competencias e
incorpora valores y sentimientos en lo denominado formación integral.
VII. CONCLUSIONES
Y SUGERENCIAS
La docencia e
investigación necesitan integrarse desde el punto de vista investigativo dentro
del recinto universitario. Es importante hacer notar que las amenazas
presentadas en este artículo no solo dificultan la articulación entre docencia
e investigación, sino igualmente obstaculizan muchas otras funciones globales
de la institución universitaria en todos sus niveles. Desde el punto de vista
del cuerpo docente, deben existir fuentes que motiven la investigación propia
inspirada en intereses netamente académicos institucionales. Si bien el financiamiento
externo por entes públicos y privados favorece de cierta manera la
investigación dentro de la universidad, igualmente no se corresponden sus
objetivos con las necesidades universitarias y los resultados del nuevo
conocimiento se limitan al ente que financia dicho proyecto. En el
mismo orden de ideas, deben ofertarse al profesorado mejores condiciones
laborales y de ascenso para aquellos que investiguen dentro de las líneas de la
institución sin financiamiento externo. La inexistencia de motivación promueve
la repetición docente sin cambios y la ausencia de producción intelectual de
calidad, alejando la integración de la docencia con la producción de nuevo
conocimiento. Éste mal hábito inducido por la falta de retos, condiciona un
currículo rígido resistente al cambio debido a la ilusoria ausencia de nuevas
necesidades. El currículo selecciona los saberes a ser enseñados, si se
mantiene inalterable en el tiempo, su capacidad para enfrentar los cambios
globales estará rápidamente obsoleta, mermando la articulación entre docencia e
investigación. Igualmente, las líneas investigativas, deben inspirarse en la
identificación, planteamiento y resolución de problemas vinculados a las
comunidades, en este punto la extensión universitaria debe establecer los nexos
con el entorno y garantizar la proyección de la universidad en la sociedad a
nivel local, nacional e internacional. No obstante, la integración docencia e
investigación como proceso necesita de un ambiente y recursos económicos para
su desarrollo. Estos recursos generalmente son escasos debido a la burocracia
institucional que consume gran parte del presupuesto universitario y al déficit
presupuestario en sí mismo. La centralización del poder en el Consejo
Universitario, el control interno de las élites académicas y las constantes
disputas entre grupos políticos antagónicos, agrava esta situación de
integración, debido a que desvía la atención de los intereses universitarios en
favor del control sobre parcelas de poder y parte del presupuesto, anteponiendo
los intereses políticos y económicos particulares de éstas minúsculas facciones
en detrimento de la institución universitaria. Este aspecto es uno de los más
difíciles de combatir porque implica valores humanos ligados a la honestidad y
responsabilidad. Una posible solución sería la despolitización y
descentralización universitaria, para evitar la acumulación excesiva del poder
en unas pocas manos. Tal tarea sería factible renovando el anacrónico sistema
de leyes universitarias obsoletas, creando así una propuesta legislativa que
nazca del debate universitario basado en la autonomía, la cual está actualmente
amenazada por el estado, quien pretende apoderarse de la universidad y
convertirla en un ente sometido a la doctrina política gubernamental. La universidad
debe auto renovarse constantemente para deslastrase de esa actitud paquidérmica
que la convierte en blanco fácil de todas estas amenazas.
La investigación
educativa es una opción para crear un modelo didáctico que partiría del
planteamiento de un problema hasta su posible solución. La problemática social
en su generalidad, en las sociedades del conocimiento y en las organizaciones
inteligentes, son el punto de partida para enseñar a investigar a los
estudiantes en la universidad. Los problemas producen objetivos, ideales
estipulados por este modelo como guías de aprendizaje, donde se enunciarán las
competencias y facultades intelectuales que necesitarán desarrollar los futuros
egresados dentro de sus centros laborales para producir conocimiento, a partir
de la resolución del problema enunciado. Así entonces, las
competencias, más que ser secuela de esferas de actuación preestablecidas por
la industria, tendrán que evolucionar de la metodología científica para
desarrollar un alto nivel de inteligencia y transformar el progreso de las
sociedades del conocimiento.
Finalmente, para
concluir, la universidad debe ser un ente autónomo solo supervisado
por el estado sin injerencia en sus políticas internas, bajo un marco
legislativo actualizado y flexible al cambio; debe ser respaldada por un
presupuesto ajustado a sus necesidades reales, donde la burocracia interna sea
sólo la estrictamente necesaria. El cuerpo docente debe percibir condiciones
laborales y salariales atractivas, que solo se puedan disfrutar como premio a
su labor de producción intelectual basada en las líneas investigativas propias
con mínimo financiamiento foráneo y vinculado a las comunidades del entorno a
través de la extensión. La docencia debe estar basada en un currículo
actualizado y dinámico en constante cambio frente a las necesidades de la
problemática social, donde los estudiantes enfrenten problemas reales que hagan
aflorar sus competencias educativas hasta la resolución de sus problemas.
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